Nutrición adaptada a tu grupo sanguíneo y riesgo de cáncer

El Dr. Peter J. D’Adamo se publicita como médico, investigador, ingeniero y escritor de algunos bestsellers, entre ellos la dieta del genotipo o los grupos sanguíneos y la alimentación. Se han vendido más de 8.000.000 de copias y traducido a 75 idiomas. En este artículo vamos a indagar en su libro sobre los grupos sanguíneos. Hubo gran expectación y dio mucho que hablar hace años sobre las investigaciones científicas. Hoy veremos si estos programas nutricionales basados en la clasificación de los grupos sanguíneos tienen alguna evidencia científica. No te quiero destripar el final así que veamos que nos cuenta nuestro protagonista de hoy.

Su teoría se inicia por la clasificación de los tipos de sangre A, B, AB y O. La presencia o ausencia de antígenos en la superficie de los glóbulos rojos es la característica que los diferenciaba. Los antígenos son controlados en genes loci específicos, reconociendo grupos sanguíneos:

  • Grupo ABO: es el grupo más importante, con antígenos A, B y H, en el cromosoma 9.

  • Grupo MNS: incluye los antígenos M,N,SU en el cromosoma 4.

El grupo sanguíneo ABO se relacionaba con sangre procedente de transfusiones y por la incompatibilidad de otros grupos. Algunos estudios asociaban el grupo ABO con ciertas enfermedades como al cáncer de páncreas, trombo embolismos venosos o infarto de miocardio por acumulación de aterosclerosis.

La teoría del Dr. D’Adamo sugería que cada grupo sanguíneo procesaba diferente los alimentos y la adherencia a una dieta específica adaptada a su grupo sanguíneo podría mejorar su salud, su bienestar y aumentar los niveles de energía, mientras reducía el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades. Bueno, la teoría era esperanzadora e invitaba a curiosear más aún. Sugería que el tipo de sangre contenía un mensaje genético adaptado a ciertos alimentos, los grupos ABO y MNS actuaban de forma distinta, y MNS se diferenciaba en MN, MM y NN. Estas dos diferencias MM y NN tenían facilidad para reducir el colesterol LDL con dietas reducidas en grasas comparado con otros grupos sanguíneos. Las variaciones en los genes codificaban de forma distinta los alimentos procedentes de la dieta y producía en consecuencia vulnerabilidad a los alimentos. Estas afirmaciones fueron algunas de las primeras aportaciones a la nutrigenómica y nutrigenética.

La composición de la sangre es muy variada, los glóbulos rojos contienen hierro que transporta el oxígeno y crea el color rojo. Los glóbulos blancos nos protegen contra las infecciones, las proteínas ofrecen nutrientes a los tejidos, las plaquetas favorecen la coagulación y el plasma tiene las defensas necesarias para la acción del sistema inmunológico. La sangre controla la influencia de los virus, bacterias, infecciones, sustancias químicas, estrés y todas las invasiones y condiciones capaces de comprometer el sistema inmunológico. Cada tipo de sangre posee un antígeno distinto, creando su propia estructura química.

  • Tipo O: antígeno O (Fucosa).

  • Tipo A: antígeno O (fucosa) y N-acetil-galactosamina (azúcar A).

  • Tipo B: antígeno O fucosa) + N-acetil-galactosamina (azúcar AB).

Los antígenos crean anticuerpos específicos destinados a identificar y atacar las partículas de antígenos extrañas. El tipo A tiene anticuerpos contra el B y viceversa. El tipo AB no tiene anticuerpos y el tipo O tiene contra A y B. El tipo O es el donador universal y tipo AB es receptor universal. En la imagen se muestra la distribución de los grupos sanguíneos en el mapa mundial facilitada por visual capitalist. Puedes obtener más información si visualizas su pagina. Algunos de los datos más importantes muestran al grupo O como el más frecuente seguido del grupo A y el grupo menos frecuente es el AB negativo. La presencia o ausencia de la proteína Rh es determinante para pertenecer a los grupos sanguíneos positivos o negativos.
En su clasificación sanguínea el Dr. D’Adamo no diferencia entre grupos sanguíneos positivos y negativos e incluye una pequeña descripción:

Grupo O: lo cataloga como el grupo más antiguo. Los seres humanos antes de iniciar la colonización desde África comían los mismos alimentos, tenían la misma rutina dietética y se relacionaban con los mismos microbios y patógenos de la zona geográfica. Este hecho lo convierte en el grupo sanguíneo predominante, con el sistema inmunológico más resistente de todos. Los alimentos más beneficiosos eran las carnes rojas y pescados grasos, los mariscos, los lácteos de soja, el poroto y los cereales de grano germinado. Entre los alimentos desaconsejados se encontraban los cereales con gluten y los lácteos. El cerdo, el cordero y algunos cereales integrales de maíz potenciaban el aumento de peso descontrolado. Este grupo sanguíneo tiende al hipotiroidismo, con déficit de yodo que desencadena en aumento de peso, retención de líquidos y fatiga con debilidad muscular. Una de las claves es la necesidad de equilibrar la acidez estomacal con frutas y verduras en altas proporciones. Los alimentos que potenciaban la perdida de peso eran el brócoli, las algas y las espinacas por un lado y los pescados blancos, mariscos y frutas como las ciruelas y los higos por el otro.

Grupo A: es el grupo de los primeros colonizadores, los primeros humanos que salieron de África y fueron forzados a la adaptación del medio. Presentaban vidas agrarias, adaptados a primeras comunidades multitudinarias. Este grupo presentaba predisposición por las dietas vegetarianas. A diferencia de las dietas mixtas, la dieta vegetariana presentaba menos capacidad de almacenar grasa. Recomendaba no consumir lácteos, carnes o pescados no grasos, los garbanzos y las habas y sobre todo el trigo. Algunas frutas como las naranjas, mandarinas, melón y bananas tampoco entraban dentro de la dieta. A su favor incluía cereales integrales de soja, maíz y avena, lentejas, soja y porotos, pescados grasos, cualquier tipo de vegetales, ya que potencian la eliminación de líquidos y se metabolizan rápidamente con digestiones más ligeras que las dietas mixtas. Entre las frutas, las ananas, cerezas o moras.

Grupo B: es el grupo de los “asimilados”, humanos adaptados a los nuevos climas colonizados, mezclando grupos de poblaciones desde las zonas de África hasta Europa, Asia y América. Este grupo sanguíneo apareció en la zona del Himalaya y en los Urales entre las tribus caucásicas y mongoles. El grupo A y B aparecieron aproximadamente hace 25.000-15.000 años a.c. Los alimentos que limitaba por la facilidad para aumentar de peso eran: maíz, trigo sarraceno, lentejas y semillas de sésamo, estos afectaban a la retención de líquidos, producían hipoglucemia y fatiga, además de retrasar el metabolismo. La perdida de peso y recomendación en la dieta se producía básicamente al comer vegetales de hoja verde, carne de cordero o conejo, pescados como el besugo y la merluza, huevos, cereales de avena y mijo y prácticamente cualquier tipo de lácteos. Desaconsejaba la carne de cerdo o pollo, cualquier marisco, los quesos cheddar y roquefort, los helados, lentejas, garbanzos, el trigo, la cebada y el centeno y algunas frutas como el coco, la granada o el caqui.

Grupo AB: es el grupo sanguíneo más reciente en la evolución, apareció hace aproximadamente 1.000 años por una gran migración desde los pueblos orientales hacia occidente y representa menos del 5% de la población mundial. Los alimentos contraindicados son los mismos que en los grupos A y B, ya que este grupo. Las personas del grupo AB aumentan de peso muy fácilmente al comer carne, por eso deben evitar la ternera, el cerdo o el tocino o comer mínimamente conejo o pavo y preferiblemente seguir dietas vegetarianas. Este grupo sanguíneo presenta el metabolismo menos eficiente para la absorción de los alimentos, quizás por ser el más reciente. Deben evitar el gluten procedente del maíz o el trigo sarraceno, ya que aumenta la acidez en el tejido muscular y ellos utilizan mejor las calorías en un ambiente predominantemente alcalino. Entre los pescados recomendaba el atún, bacalao y sardina, pero restringía el rodaballo y todo el marisco, algunos quesos como el roquefort y el camembert y las alubias y garbanzos. Las frutas desaconsejadas eran la banana, el mango o las naranjas entre otras.

La distribución de los grupos sanguíneos en el mapa mundial facilitada por “visual capitalist”.

¿Qué importancia tienen las lectinas en esta teoría?

Las lectinas son proteínas ingeridas con los alimentos y que producen una reacción química entre la sangre y los alimentos con propiedades aglutinantes que afectan a la sangre. Si las lectinas no son compatibles con el antígeno de la sangre producen efectos indeseados en los órganos aglutinando células en esas zonas y pueden provocar por ejemplo, síndrome intestino irritable, cirrosis entre otros efectos. El 95% de estas lectinas no son dañinas y simplemente se desechan, el 5% se infiltra en la sangre y reacciona con los glóbulos rojos y blancos, entonces crea inflamación, alergias, entre otros problemas. La clave según decía su teoría era evitar esas lectinas que afectaban a tu tipo sanguíneo y así conseguías esquivar ciertas enfermedades que aún hoy en día son muy difíciles de eliminar.

¿Cómo se detectaban estas lectinas perjudiciales?

Por la producción de los subproductos tóxicos que producían, llamados índoles. Los índoles se clasifican en tres categorías: beneficiosos, neutros y no aconsejables. Comer los alimentos adaptados al grupo sanguíneo aumentaba la eliminación de las sustancias que son difíciles de digerir o que son más tóxicas, así aumentaba el descenso del peso corporal, ya que las toxinas se depositan en las grasas y las grasas son eliminadas fácilmente. En esta consecución de acontecimiento la ingesta de lectinas no aconsejadas producía inflamación del tubo digestivo, descendía la absorción de nutrientes, del metabolismo del alimento, del descenso de gasto calórico, de la producción de insulina y del equilibrio hormonal, finalmente produciendo un aumento de las complicaciones.

¿relación del riesgo de cáncer según el grupo sanguíneo? 

El riesgo de desarrollar cáncer varía segun los distintos tipos de sangre, las investigaciones han llegado a conclusiones interesantes:

Personas con sangre de tipo A, B y combinados (+AB o -AB) tienen menos riesgo de desarrollar cáncer de rión pero al contrario tienen más riesgo de desarrollar cáncer de páncreas.

Personas con sangre de tipo A tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer de estómago.

Personas con sangre de tipo AB tienen un riesgo menor de desarrollar cáncer en general.

Personas con sangre de tipo A, B y AB se asocian con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga.

Las personas que presentan los tipos de sangre A, B y O tienen distintas respuestas inflamatorias a la infección por Helicobacter pylori, liberando distintos niveles de citocinas proinflamatorias, modificando el riesgo de cáncer de páncreas, gástrico y lesiones precancerosas.

En conclusión, la teoría de que el tipo de sangre influye en el tipo de alimentación que debemos seguir carece de evidencia sólida que la respalde a pesar de ser ya muchas investigaciones las que se han interesado en ella. Curiosamente aún sigue siendo utilizada por muchas personas. En relación a que el tipo de sangre influye en el riesgo de desarrollar sangre presenta evidencia científica, diferenciándose por el tipo de respuesta inflamatoria que se produce por distintas infecciones y sus efectos.
Las recomendaciones y datos incluidos en este blog no pretenden sustituir los consejos de su médico y/o nutricionista clínico. El autor (Joan Zamora) no se responsabiliza de las posibles consecuencias de la mala aplicación de esta información. La recomendación del autor es que usted acuda a un profesional sanitario cualificado. Los únicos profesionales cualificados para proporcionar programas dietéticos nutricionales son los propios graduados / diplomados universitarios en nutrición humana y dietética y el médico especialista endocrino. Cualquier otro profesional sanitario o persona que le diga lo contrario realiza intrusismo y carece de los conocimientos necesarios. Le recomiendo que no ponga en peligro su salud ni su confianza, apoye la nutrición personalizada y de calidad.

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