Malnutrición asociada al cáncer
Las personas con cáncer presentan una alta probabilidad de tener malnutrición, esta malnutrición esta asociada a la propia aparición del tumor maligno como al tratamiento médico y a las características individuales de cada persona.
El cáncer produce una reducción del consumo calórico de forma directa, obstaculiza de forma mecánica el tránsito normal del tubo digestivo o de forma indirecta por la secreción de sustancias que actúan sobre los receptores periféricos o sobre el hipotálamo.
En este artículo vamos a profundizar un poco en la desnutrición producida durante el cáncer.
La desnutrición producida durante el cáncer puede ser muy distinta según el tipo de cáncer, tratamiento o tipo de paciente. En los tumores que se encuentran en el tubo digestivo (faringe, esófago, estómago y páncreas) hay una obstrucción directa o sensación de saciedad precoz por limitación de la capacidad gástrica del paciente.
Puede ocurrir de forma similar en tumores que derivan de otros órganos, pero que producen una compresión externa de todo el aparato digestivo. Es típica la compresión gástrica que se produce en la hepatomegalia gigante asociada a metástasis múltiples hepáticas o al hepatocarcinoma, también por la obstrucción intestinal asociada a los implantes peritoneales de los tumores ováricos, pancreáticos o gástricos.
El cáncer induce a la anorexia por la propia producción de sustancias con efectos en el sistema nervioso central y sin implicación mecánica del tubo digestivo. Por ejemplo, existen tumores que pueden producir sustancias que alteran la percepción del gusto, generando un rechazo hacia la carne o hacia cualquier otro alimento. Algunas sustancias que produce el propio tumor actúa sobre la grelina, que es la hormona que controla la sensación de saciedad provocando un aumento del riesgo de anorexia.
Los tratamientos médicos provocan malnutrición, un ejemplo es la cirugía, en ocasiones al eliminar partes del aparato gastrointestinal para reducir las zonas dañadas y limitan la capacidad alimentarse. Las cirugías sobre tumores de cabeza y cuello producen importantes limitaciones en la alimentación. En cirugías de esófago, también se asocia con estasis gástrico y malabsorción de grasas. Cuando son tumores gástricos se produce malabsorción de grasas y proteínas, además de absorción limitada de vitamina B12 y sensación de saciedad precoz. En cirugía pancreática, en este caso es frecuente que se produzcan efectos indeseados de diarrea y diabetes mellitus. En cirugía sobre intestino delgado y grueso produce también malabsorción de grasas y proteínas, además de déficit mineral y vitamínico, diarrea y pérdida excesiva de fluidos y electrolitos. Estas últimas son consecuencias comunes al tratamiento de tumores genitourinarios. Las infecciones, las dehiscencias y las fístulas como complicaciones generales de la cirugía tienen también producen frecuentes complicaciones nutricionales.
La quimioterapia produce náuseas y vómitos, dolor abdominal, mucositis, íleo (falta de movimiento en el intestino) y malabsorción. Muchos de los fármacos usados normalmente (cisplatino, alcaloides de la vinca, el 5-fluoruracilo y la doxorrubicina) pueden amentar los síntomas intestinales severos. La quimioterapia altera la percepción del sabor con un impacto negativo sobre el apetito.
La radioterapia produce complicaciones agudas y crónicas con implicaciones nutricionales muy importantes. Al irradiar tumores de cabeza y cuello se producen graves efectos, como mucositis, gingivitis, trismus, alteraciones del gusto, y de forma característica xerostomía (sequedad en la boca), provocando limitaciones en el consumo de alimentos. Al realizar radioterapia torácica aumenta el riesgo de esofagitis rádica, micótica o viral, disfagia y reflujo gastroesofágico. La radioterapia abdominal y pélvica produce proctitis, enteritis y cistitis, según la localización de la lesión. Las náuseas, los vómitos y la anorexia son comunes al irradiar cualquier zona.
El tratamiento inmunológico con interferón o interleukina- 2 se asocia al desarrollo de anorexia. Aunque estos fármacos están incluidos en tratamientos de quimioterapia conjuntos en situaciones clínicas avanzadas en las que es muy difícil determinar la influencia que produce cada uno sobre la situación nutricional del paciente.
En cuanto a otras terapias contra el cáncer, como la terapia génica, la terapia dirigida y otros nuevos tratamientos, existe poca evidencia científica sobre la malnutrición que producen. Siempre se ha sugerido que al reducir la masa del tumor, se mejora el control de los síntomas nutricionales, aunque solo son suposiciones.
Impacto clínico de la malnutrición en el enfermo de cáncer
El Eastern Cooperative Oncology Group (ECOG) analizó en una investigación varios estudios realizados sobre la frecuencia de la malnutrición y las implicaciones de pronóstico de eficacia y supervivencia a la enfermedad en 12 protocolos de quimioterapia..
Las conclusiones mostraron una reducción de la supervivencia con asociación directa con el grado de pérdida de peso. Este dato fue significativo en 9 de los 12 estudios de cáncer (de mama, sarcoma, colon, próstata, pulmón microcítico y no microcítico, gástrico, y dos con linfoma no Hodgkin). Los resultados más espectaculares fueron en los pacientes con sarcomas, linfomas no Hodgkin, cáncer de colon y cáncer de próstata. En estos pacientes, la media de supervivencia de los pacientes que conservaban su peso habitual era el doble que la de los que sufrieron malnutrición y reducción de peso.
En 11 de los 12 estudios realizados, hubo peor respuesta a la quimioterapia en los pacientes con pérdida de peso (en cáncer de mama, leucemia mieloide aguda, cáncer de colon y carcinoma no microcítico de pulmón).
La malnutrición se relaciona directamente con el estado general, cuando hay una perdida de peso, la supervivencia al cáncer se reduce. Hay que añadir que cuando el cáncer se encuentra en estadios avanzados, con mas de un órgano afectado, con diseminación masiva, la perdida de peso no modifica la probabilidad de supervivencia.
La malnutrición afecta a la supervivencia por sus repercusiones sobre el funcionamiento de los órganos, modifica estructuras y funciones gastrointestinales, como pérdida de altura o ausencia completa de vellosidades intestinales, reducción de disacaridasas y aminopeptidasas en la mucosa digestiva así como disminución de volumen y contenido enzimático de las secreciones gástricas, pancreáticas y biliares.
El sistema inmune tanto celular como humoral no puede actuar con eficacia y esto aumenta la vulnerabilidad a las infecciones, las cuales, a su vez, empeoran el estado nutricional.
En los pacientes malnutridos se producen alteraciones cardiovasculares, concretamente miocárdicas macroscópicas (disminución de la masa miocárdica), microscópicas (atrofia y edema de las miofibrillas y, a veces, zonas necróticas dispersas con infiltrados inflamatorios crónicos), trastornos de la conducción y deterioro funcional (disminución del gasto cardiaco, del volumen sistólico y de la capacidad máxima de trabajo).
Cuando hay malnutrición, todos los músculos, incluidos el diafragma y los demás músculos respiratorios, sufren atrofia y deterioro funcional, produciendo un descenso de las presiones inspiratoria y espiratoria, y de la capacidad vital.
Con esto finalizamos el artículo de hoy, la malnutrición es un factor muy importante que debe estar muy controlado por el nutricionista, debe de prevenirse y combatirse desde las fases iniciales, ya que ayuda al correcto funcionamiento del tratamiento médico y reduce los efectos secundarios que puedan aparecer. Como hemos visto, la malnutrición puede ser catastrófica y aumentar el riesgo de no sobrevivir a la enfermedad, pero una correcta nutrición nos mantendrá alejados de muchos problemas y ayudará a que sigamos con la lucha en mejores condiciones. No te olvides de la nutrición durante el cáncer y actúa, tu eres el protagonista y puedes hacer mucho más de lo que piensas.
Las recomendaciones y datos incluidos en este blog no pretenden sustituir los consejos de su médico y/o nutricionista clínico. El autor (Joan Zamora) no se responsabiliza de las posibles consecuencias de la mala aplicación de esta información. La recomendación del autor es que usted acuda a un profesional sanitario cualificado. Los únicos profesionales cualificados para proporcionar programas dietéticos nutricionales son los propios graduados / diplomados universitarios en nutrición humana y dietética y el médico especialista endocrino. Cualquier otro profesional sanitario o persona que le diga lo contrario realiza intrusismo y carece de los conocimientos necesarios. Le recomiendo que no ponga en peligro su salud ni su confianza, apoye la nutrición personalizada y de calidad.